miércoles, 20 de julio de 2011

Habrá "Garra" en el Monumental


La primera semifinal de la Copa América tuvo como escenario el maltratado césped del Estadio Ciudad de La Plata. Uruguay en busca de su decimoquinto título y Perú su tercera coronación.

En las direcciones técnicas se reencontraban Sergio “el Mago” Markarián y Washington Tabárez, quienes coincidieron a finales de los setentas en el Club Atlético Bella Vista (club de Montevideo) por dos años; el timonel guaraní terminaba su carrera de futbolista mientras que el estratega de Perú iniciaba su historia en los banquillos.

Entonces se preveía un duelo táctico, interesante. Los primeros minutos fueron intensos pero después el ritmo se empatanó. Los Orientales coparon la media cancha con cinco elementos y tuvieron más tiempo el control del esférico, lo que derivó en que los Pereiras (Álvaro y Maxi ) se sumaran continuamente al ataque. En contra, los centrales peruanos sostuvieron al equipo; Santiago Acasiete y Rodríguez lucieron concentrados y contuvieron las llegadas rivales. Adán Balbín se desempeñó bien como escudo, sin embargo, el control del partido siempre lo tuvo Uruguay y se dio el lujo de prestarle a ratos el balón a los incas quienes esperaban una pincelada de su dupla de ataque.
Sin goles en la primera parte, los dirigidos por Markarián llegaban ilusionados a los vestuarios.

Fue entonces que del minuto 53 al 57 el partido dio un vuelco total, Luis Suárez se consagró como la figura de la Copa América con un doblete y sus tantos hasta Liverpool fueron coreados. Los celestes fueron impresionantes en el orden defensivo y el sentido de recuperación del balón y con eso les bastó para no sufrir, tanto que dio la impresión de no haberse empleado a fondo.

Con el marcador en contra y la fricción del partido Vargas no controló el temperamento y al 78¨ dio un codazo a Coates (aunque intuyo que hubiera querido dárselo a Lugano) que significó el final del partido para el capitán incaico. En cambio, Paolo Guerrero pese a haber sufrido una artera entrada de Diego Lugano (antes de la expulsión) desquitó su coraje con una patada hacia el viento, tragó coraje y se serenó para deshacer alguna idea de perderse el siguiente partido. Un tercer lugar no era cosa menor en el palmarés de su país tras tanto habitar en el calabozo de la confederación.
Con la desventaja, la línea media peruana se puso nerviosa y nunca pudo aprovechar su técnica lo cual disminuyó sus posibilidades.
Al final Markarián hace que el conjunto blanquirrojo mejores las expectativas en su objetivo prioritario, calificar a Brasil 2014.

La letalidad de Suárez y la destreza de Forlán al servicio del grupo daban resultados e impulsaban el dulce momento del futbol uruguayo. El partido agonizaba y emergía el grito de ánimo de la afición “Soooy celeste” el cual anunciaba que el próximo domingo habría "Garra" en la final del Monumental.

Esta será la onceava vez que Perú queda entre los cuatro mejores del torneo de las 43 ediciones mientras que Uruguay disputará su vigésima final de la Copa América.



lunes, 18 de julio de 2011

Los triunfos guay


Cómo no admirar el futbol uruguayo si los últimos años ha sido el de mejores resultados en América, claro, la Selección Oriental practica un estilo que no es para cualquier paladar futbolístico pero siempre es igual de válido para alcanzar la gloria en las aristas que permite el balompié.
Es vergonzoso escuchar ha muchos personajillos en los medios decir: “Es una pena que Argentina y Brasil se queden fuera, se desluce la Copa”, seguro son los que siempre quieren que ganen los mismos , o son esos a los que no les alcanza su horizonte futbolístico para apreciar a otros equipos mas que el de las potencias, de hecho, ¿a quién le puede sorprender que Argentina perdiera ante Uruguay? Como si los charrúas no hubieran demostrado que están en la cúspide del continente, avalados por su pasado reciente; poseen al mejor jugador en Sudáfrica 2010, Diego Forlán y mejor selección americana durante el torneo.

La afición argentina ya puede respirar hondo después de que la Verdeamarella haya quedado eliminada y se esfumara la posibilidad de que los brasileños campeonaran en territorio pampero, lo cual hubiera sido una estaca clavada en el orgullo del futbol albiceleste que deambula en tinieblas que ni siquiera el mejor jugador del mundo alcanza a borrar con su talento, tampoco sus acompañantes que también brillan con luz propia pero dispersos y alejados de un juego asociativo.

Mientras tanto, el triunfo de Uruguay y Paraguay significan una bocanada de aire fresco para el futbol internacional, le hace bien al juego, le muestra a los aficionados jóvenes que no siempre son los mismos los que ganan, ni las estrellas mediáticas viven en un ciclo constante de victorias y que Celestes y Albirrojos son contendientes de gran valía.

En estos Cuartos de Final la escuadra Celéste abrillantó su fama en el Estadio Brigadier General Estanislao o mejor conocido como el Cementerio de los Elefantes (apodo por la factura que le pasa a los “grandes equipos”), vio cómo Diego Pérez y Egidio Arévalo, (estrella mundial en su posición y nueva adquisición para el futbol mexicano [tercera etapa en el país]) asentuaban una pareja histórica como pivotes defensivos siempre al límite del reglamento. Uno sobrevivió hasta el alargue y el otro se “inmoló” en la primera. Lugano se adueñó del juego aéreo y encausó su temperamento a buen puerto y la solidaridad del cuadro oriental fue encomiable en el plano defensivo.
Fernando Muslera, portero de 26 años, nos deleitó con sus reflejos, fue una muralla que repelía todos los ataques argentino y brindó algunas acciones de manuales para cursos de guardametas en el globo terraqueo.

El equipo uruguayo se escalonó muy bien para presionar en la marca a las estrellas argentinas hasta asfixiarlas en la medida de lo posible, y se impuso más veces de las que fue vulnerada.
Por tanto, el sistema táctico defensivo de los dirigidos por Óscar Washington Tabárez, aumentó otro capítulo en la escuela de la Épica Uruguaya de la Garra Charrúa.
Las puntas afiladas en la estrategia de Tabárez fueron Suárez y Forlán quienes tras las baja de un efectivo en sus filas se repartieron el frente de ataque durante más de 40 minutos, se rompieron el alma y lograron poner nerviosa a una línea de cuatro defensas que tuvo un desempeño paupérrimo durante el certámen. Milito y Burdisso que no son cualquier hijo de vecino en la escena, rozaron lo burdo.
Uruguay, el combinado de los triunfos inverosímiles, de nueva cuenta, como lo hiciera en la edición de 1987, vencía al anfitrión Argentina y ahora adquiere el aliciente de desnivelar el empate de catorce conquistas y aventajarle como máximo ganador del certámen continental.

Aunque los cuatro equipos que pasaron a Semifinales no eran “los favoritos”, la situación revitaliza al futbol latino: Venezuela certifica su evolución, Perú revive. Óscar Tabárez, Gerardo Martíno, César Farías y Sergio Markarian quedan como estrategas mientras que Mano Menézes y Sergio Batista como aprendices.

Uruguay, Perú, Paraguay y Venezuela son dignosaspirantes al título. Esta vez no apareció esa “superioridad inmensa” que señalaba Menezes tampoco la magia de Messi a la que Mariano Closs constantemente glorifica, esta ocasión aparecieron Luis Suárez y Muslera , Villar y Haedo Valdez...

Esto es lo que hay, esta es la realidad, así es el futbol competitivo, no sólo la publicidad del Jogo Bonito, el todo lo componen otras virtudes, la entrega, el sacrificio, el coraje, la defensa, el orden táctico, el espíritu de equipo...

En el estadio Ciudad de La Plata, la técnica de los brasileños sufrió con el pasto del manchón del penal. A esas instancias ya no aparecieron los Neymar, Robinho, Pato y Ganso, supuestos salvadores de la Canarinha. En cambio Paraguay se acomodó a las irregularidades y dio cátedra en sus cinco cobros de penales.
Uruguay y Paraguay maniataron a los gigantes sudamericanos y les liquidaron. Justo Villar y Fernando Muslera fueron por un momento los mejores del mundo, no fue Messi ni cualquier brasileño, Cáceres terminó siendo la imagen del éxito uruguayo. Son situaciones estupendas, fenomenales, cool, son triunfos guay.